El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima dispone que para 2030, las fuentes de energía renovables tienen que ser capaces de satisfacer el 74% de la demanda energética en nuestro país.
En el año 2020, las energías renovables alcanzaron el 43,6%, según datos de Red Eléctrica de España.
El estudio ‘Energía comunitaria: el potencial de las comunidades energéticas en el Estado español’, publicado por la asociación Amigos de la Tierra, afirma que la autoproducción de energía de las comunidades energéticas podría llegar a satisfacer el 100% de la demanda del sector doméstico y terciario y el 60% de la demanda total en España.
¿Qué son las comunidades energéticas?
Las comunidades energéticas son entidades jurídicas formadas por socios que pueden ser personas físicas, asociaciones, pymes o administraciones públicas, que participan voluntariamente y de manera cooperativa y cuyo objetivo es la obtención de beneficios energéticos, sociales, medioambientales y económicos, para sus miembros o las zonas locales donde operan.
Su principal prioridad es el ahorro energético, reducir la dependencia energética respecto a los grandes operadores y fomentar el consumo de energía renovable para limitar el impacto medioambiental.
¿Qué ofrecen las comunidades energéticas?
Las comunidades energéticas pueden desarrollar diferentes actividades:
- Generar energía que procede de fuentes renovables
- Proporcionar servicios de eficiencia energética
- Suministro, consumo, almacenamiento y distribución de energía
- Prestación de servicios energéticos como pueda ser la recarga de vehículos eléctricos.
La oferta de todos estos servicios en ningún caso busca la rentabilidad financiera, sino abastecer de energía procedente de fuentes renovables a los miembros de la comunidad.
Son muchos los beneficios que una comunidad energética puede aportar a sus miembros y al área local donde actúa, pero los más importantes son tres:
- El acceso de manera sencilla y a un precio justo a un suministro de energía proveniente de fuentes renovables no contaminantes.
- Reducción de la dependencia energética, puesto que la energía es autogenerada.
- Puede generar empleo y al ser cooperativa, fomenta la igualdad y la coparticipación de todos sus miembros.
¿Cómo pueden las comunidades energéticas beneficiar al sistema eléctrico español?
Según los últimos datos suministrados por el INE, la dependencia energética en España se sitúa en un 73,9%.
Y aunque gracias al fomento de las energías sostenibles como la hidráulica, la eólica o el autoconsumo solar, poco a poco se va reduciendo esa brecha, lo cierto es que no tenemos capacidad para generar toda la energía que necesitamos.
Según el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 del Gobierno de España, la dependencia energética se situará en un 61%, casi 10 puntos por arriba de la dependencia energética media en la UE.
En este escenario las comunidades energéticas se presentan como una alternativa para cambiar la dinámica del proceso energético en nuestro país.
Una propuesta que apuesta por un modelo de generación distribuida, que utiliza tecnología limpia y sostenible y que por tanto reduce la demanda de combustibles fósiles, generando una red autóctona de productores.
Las comunidades energéticas pueden suponer por tanto la solución a la dependencia y al mismo tiempo ser los principales agentes de la transición energética.
Sin embargo, a pesar de ser una opción real viable al sistema tradicional, las comunidades energéticas no lo tienen fácil. La falta de normativa, la complejidad de los proyectos, la carencia de experiencia y las dificultades administrativas son trabas que pueden limitar su expansión.
Aún así, ya hay comunidades energéticas en nuestro país, como es el caso de Crevillente, una localidad de la Comunidad Valenciana pionera en el autoconsumo colectivo, que en el año 2030 planea ser completamente autosuficiente para abastecer de energía a toda su población.