La guerra en Ucrania recrudece la crisis energética

Crisis energética y guerra de ucrania

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Las consecuencias de la reciente invasión de Ucrania por parte de Rusia son graves para la Unión Europea y abarcan prácticamente a todos los sectores de nuestra economía: empezando por el sector energético, la industria, el comercio, los servicios y hasta llegar a la agricultura y productos de alimentación.

Los precios, que ya habían subido un 6% el pasado año, con máximos históricos del gas y la electricidad debido a la alta demanda producida tras el parón de la pandemia, sufren un nuevo revés y son arrastrados a una tendencia alcista que los expertos aseguran, va para largo.

¿Por qué una guerra entre Rusia y Ucrania puede afectar al precio de los tomates que compramos en el mercado?

Porque el precio del gas condiciona el precio de la energía. Y necesitamos energía para hacer absolutamente todo: hervir un huevo, cargar el móvil, cultivar lechugas o poner una máquina en marcha.

Un día después de la entrada de los rusos en Ucrania, el precio del gas aumentó un 60% y el petróleo se situó en más de 100 $ por barril.

Y es que hasta ese momento, Rusia proveía el 45 % del gas y el 30% del petróleo consumidos en la UE. Hoy, esas cifras han disminuido porque se han buscado vías alternativas de suministro, como el gas licuado que exporta EEUU. Pero no hay ninguna duda de que Rusia sigue teniendo en su mano el poder de cerrar el suministro de gas a Europa.

Si así fuera y Rusia utilizara el gas como arma para conseguir sus objetivos estratégicos; analistas, economistas y expertos de todo el mundo afirman que Europa, ya maltrecha y truncadas sus vías de recuperación económica a causa de la guerra, puede llegar a sumirse en una nueva recesión para la cual no le quedan ya defensas.

Rusia también sufriría las consecuencias. Alemania ha cancelado temporalmente la apertura del gasoducto NordStream 2 cuya misión era transportar el gas desde los Urales hasta el Mar Báltico, se le han impuesto importantes sanciones económicas y las pérdidas que supone cerrar el gas al mercado europeo pueden llegar a los 20.000 millones de dólares.

A día hoy, es imposible hacer una previsión de los acontecimientos que tenga cierta solvencia. Porque no imperan las decisiones económicas, sino las circunstancias geopolíticas y éstas pueden cambiar en cuestión de horas.

Tenemos por tanto un escenario europeo en el que campa la incertidumbre y cuyo futuro yace a la sombra de la guerra.

¿Qué medidas se pueden tomar para hacer frente a esta crisis energética?

 La crisis energética causada por la invasión de Ucrania hunde sus raíces en la enorme dependencia energética, sobre todo de países como Alemania e Italia, de los recursos de Rusia.

Por eso algunas organizaciones y sectores alzan ahora la voz reclamando la inversión en energías renovables con el fin de pisar el acelerador de la transición energética.

Pero hay otras medidas encima de la mesa, como la apuesta por la energía nuclear o la propuesta de modificar el sistema de precios actual para desvincular el precio del gas al de la energía, una propuesta que hasta el momento siempre se ha considerado descabellada por parte de la Comisión Europea.

Pero la volatilidad de los precios del gas y su imparable ascenso, pueden derivar en una factura de la luz insostenible, lo que ha abierto las puertas a plantear cambios estructurales que, hasta ahora, siempre habían sido impensables.

Lo cierto es que, a pesar de que la guerra pueda resultar lejana, incluso ajena, si bien es verdad que en nuestro país sus consecuencias no se traducen en destrucción, sí que lo hacen en el aumento de los precios de productos como el pan, el aceite o las frutas y verduras.

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